Iñigo Arregi
Mondragón, 1954
Iñigo Arregi (Arrasate-Mondragón, 1954) es considerado heredero de la vanguardia escultórica vasca de finales del siglo XX, habiendo forjado su trayectoria artística en estrecha relación con el entorno industrial de su Mondragón natal. Su obra reciente se sintetiza en sus características esculturas entrelazadas de acero corten, algunas de gran formato, así como en pequeñas piezas y relieves en cartón y madera. Su trabajo se exhibe de manera regular en galerías, museos y ferias de arte europeas, y su obra forma parte de numerosas colecciones públicas y privadas.
Más sobre el artista
El espacio guipuzcoano ha aglutinado un desarrollo escultórico que indudablemente parte del academicismo decimonónico. Indudablemente la escultura contemporánea vasca se desarrolla por caminos muy próximos. Por ejemplo, el de Oteiza y Chillida, del que han bebido las nuevas generaciones sucesoras.
Entre esos nombres propios está el de Iñigo Arregi, que discurre desde la influencia de los maestros hasta alcanzar su propio concepto escultórico. Un momento determinante es, sin duda, su coincidencia en la Escuela de Arantzazu con los trabajos de los artistas en la Basílica. Con larga trayectoria en el mundo artístico, Arregi imprime desde sus principios a su obra una marcada sinceridad.
El artista vasco Iñigo Arregi nos muestra sus esculturas y relieves bajo un mismo concepto plástico que tiene en común su afán por las formas geométricas que se entrecruzan.
Las piezas se encuentran en distintos planos que se sobreponen. Alineaciones que, en el caso de las esculturas, se encajan entre sí para conformar un todo armónico, formado por planos que se reúnen o conjuntan, que pueden separarse y unirse otra vez como si de un rompecabezas se tratase.
Un discurso de referencias no explícitas, de complejos argumentos relacionados con las emociones. Visiones únicamente frontales, a diferencia de las esculturas que pueden contemplarse desde cualquier perspectiva.
