El pintor Francisco Suárez (León, 1965) nos muestra en su serie más reciente, Lumen, una concepción depurada y singular de la abstracción geométrica. Sin abandonar el rigor y la medida que caracterizan su trabajo, estas obras se nos presentan como una revelación, pues entre sus capas de color parece aflorar un fulgor inherente al lienzo.

Siendo la misma medida de flujo luminoso la que da nombre a la serie, sus obras no podrían concebirse de otro modo que no fuera otorgando a la luz el papel protagonista. Cual piedra angular de la composición, Francisco Suárez recrea poderosos efectos lumínicos a partir de un vibrante uso del color, del que emerge la obra.

El artista manifiesta así una perfecta conjunción entre azar y control, fruto de una depurada técnica que busca conservar la calidez más propia del arte informalista y trasladarla al terreno de la abstracción. Intuimos de este modo, una intencionalidad de dejar huella, de transformar la mirada del espectador hasta situarlo en un lugar cercano a la meditación.

«Como quien posa la vista sobre la llama de una vela, quedamos ensimismados en el acto mismo de mirar, esperando que la visión se transforme en contemplación del propio interior, del tiempo y de la existencia. Entramos en el territorio de la emoción.»